jueves, 28 de agosto de 2014

LA NATURALEZA Y EL HAIKU

Estar en la naturaleza con el corazón abierto es el mejor camino del haiku. Pensando eso he acudido a Ki no Tsurayuki que en su obra Kokinshuu , de 905 d.C., y en traducción de Fernando Rodriguez Izquierdo dice: " ¿Quién hay entre los hombres que no componga poesía al oír el canto del ruiseñor entre las flores, o el croar de la rana que vive en el agua? La poesía es aquello que mueve el cielo y la tierra...lo que hace dulces los lazos entre hombres y mujeres..."
El japonés ve crecer la vida sobre un trasfondo animista que le hace descubrir jirones de su propia existencia en cada objeto natural. Chouchoud dice: " El gladiolo, la anémona, tienen su alma naciente. Y esta alma se apega a la nuestra y la fuerza a amar. Las hierbas de las landas se abandonan al viento como nuestro corazón a la pasión. Los cardos y los cominos sienten mejor que nosotros la próxima llegada del otoño. Las violets callan en su interior la alegría de la primavera."
La sensación concreta de la naturaleza y ésta como una llamada a la intimidad son elementos imprescindibles en el haiku.

Autor: Francisco Basallote

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