domingo, 17 de febrero de 2013

               ¿Qué une a España? 
Ya lo pronosticaron los más alarmistas ¡Cuidado…cuidado, la unidad de España corre el riesgo de desmembrarse! Lo repetían una y otra vez, sin embargo sus toques de trompetas apocalípticas fueron ignorados. Ahora se jactan de haber acertado en su vaticinio, dan por hecho que la unificación nacional está llegando  a su fin, ven como la marcha del hijo pródigo es algo real y se preguntan: ¿Qué haremos el resto de los españoles? ¿Qué ocurrirá cuando miremos hacia la esquina más oriental de la península y la encontremos en otros límites fronterizos? ¿Cómo podremos superar el síndrome del nido vacío?
De nada vale la insistencia de algunos sectores por serenarlos, es inútil  que les digan una y otra vez que la unidad está garantizada, que se olviden de la fragmentación nacional.
Ante esta visión de un futuro separatista, yo los tranquilizaría recordándoles que por suerte todavía existen dos cosas que nos reúnen alrededor del mismo fuego.
Una es la Selección Española cuando participa en la Copa Mundial de Fútbol, en esa competición la inmensa mayoría sentimos como propios la intensidad de los colores rojo y gualda, enarbolando con orgullo la bandera mientras gritamos el nombre de la patria.
Y otra El Corte Inglés, no es por hacer publicidad, pero hay que reconocer que está unido a la memoria de varias generaciones de nuestra nación, algo bastante paradójico porque si se llamase El Corte Español tendría más sentido, sin embargo y pese a utilizar un término anglosajón, basta oír su nombre en el lugar más apartado del globo terrestre para que automáticamente pensemos en España.
Este centro comercial es quien anuncia  la llegada de las estaciones estivales, quienes en diciembre nos recibe con su deslumbrante decorado navideño, invitándonos  a disfrutar con ilusión de un  consumismo desmesurado, y quienes ajenos a conflictos sociales o huelgas generales, abrirán siempre las puertas para que entre sus muros podamos  hallar esa paz que nos niegan en el exterior.
No hay autonomía donde sus edificios no estén presentes para recordarnos que estamos dentro de los límites de la patria. El uniforme de los empleados unifica regiones, la excesiva amabilidad con el cliente lima las asperezas del separatismo, los colores blanco y verde de su marca comercial borran fronteras, el hilo musical aúna lenguas… Y para los que son algo agnóstico y todavía no sienten que se encuentran en un único estado, hay una prueba irrefutable: Pueden comprar con plena confianza un producto en el norte del territorio nacional, porque si no están conforme, tienen garantizada la devolución en el  extremo más meridional.  
Autora: Esperanza García Guerrero ©
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