SILENCIO ADMINISTRATIVO
Si hay algo que siempre he entendido como una falta
de respeto hacia quien está esperando una respuesta, es el
llamado “silencio administrativo”, término legal muy utilizado en las administraciones públicas, el
cual nos muestra una inactividad para
concluir un procedimiento y notificar la resolución al interesado. Pues bien,
este método que tanto se ha criticado por su mutismo cuando la contestación es
negativa, se ha convertido como algo habitual en el ámbito civil. No sé si en
otros países es tan utilizado como en España, pero aquí puedo decir que cada
vez está más extendido, llegando a ser considerado como algo correcto.
Este hecho es incongruente si contemplamos el avance
de las nuevas tecnologías con respecto a la comunicación, resulta chocante que
ahora cuando esa comunicación entre las personas
es más rápida y eficaz. Ahora que no hay que escribir la respuesta en un papel,
ni introducir esas líneas en un sobre, ¡y…menos
aún! buscar algún buzón cercano e introducirlo en el interior para que llegue a
su destino. Ahora que todos estamos localizados a través del teléfono móvil. Justo
ahora que con teclear las vocales y consonantes correctas y seleccionar el
apartado de responder, existe el 99% de
fiabilidad de que la contestación llegue a su destinatario. Pues es en este
momento cuando el “silencio administrativo” ha encontrado su caldo de cultivo
más apetecible, desarrollándose de igual
manera entre los poderosos y humildes de nuestra sociedad.
Ante este hecho me pregunto ¿porqué se ha instaurado
con tanta facilidad?, ¿es por desinterés? ¿falta de eficacia, educación,
comodidad…? ¡No sé¡ pero sea cual sea el motivo, la realidad es que los
responsables de dar una contestación, no son conscientes de la importancia que
esas palabras puedan llegar a tener para algunas personas. Piensan que es el procedimiento correcto,
donde sólo hay respuesta para quienes consideran que reúnen las cualidades
exigidas, el resto no son dignas de sus palabras, así que son ignoradas con el
silencio.
Centrándome en el apartado cultural, ámbito del que se puede pensar que es más generoso
con la palabra, hay que decir que este método está a la orden del día, es de lo
más habitual entregar proyectos culturales a entidades públicas o privadas y no
recibir contestación. O enviar manuscritos buscando ingenuamente que alguna
editorial esté interesada en publicar un libro y la respuesta sea el silencio.
Es una forma de actuar que se ha extendido de forma
indiscriminada en ayuntamientos, empresas de servicios, bibliotecas,
editoriales…, y aunque lo veamos como algo habitual, creo que denota la falta
de empatía, sensibilidad y compromiso
social en la cual se ve inmersa la sociedad actual.
Pese a todo no quiero ser pesimista, creo que muchas
personas considerarían interesante eliminar el “silencio administrativo”,
ponernos en el lugar de quien espera una respuesta, y admitir que todos tenemos
derecho a una contestación, aunque esta sea negativa, siempre se puede decir
“NO” sin que nadie se sienta ofendido.
Autora: Esperanza García Guerreo
Publicado en la Revista Groenlandia.
Publicado en la Revista Groenlandia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario