jueves, 10 de noviembre de 2011

LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS Y LA NIÑEZ

Desde hace unos años, podemos ver y oír como va en aumento la violencia juvenil, y me pregunto si una de las causas no será la falta de comunicación en la niñez, hay que ser consciente que el diálogo entre padre e hijo es esencial en su desarrollo emocional, sin esa pieza jamás podrá alcanzar una madurez completa.
Debemos reconocer que esta falta de comunicación, en parte es debido a la afluencia de las nuevas tecnologías como los videojuegos, ordenadores, móviles…la
proliferación de tantos artilugios técnicos, influyen en un comportamiento de aislamiento individual, esto hace que la convivencia familiar vaya en disminución y aísle tanto al menor como al adulto en una soledad que no nos atrevemos a reconocer.
Todos estos avances intervienen sin darnos cuenta en un desarrollo anormal de la personalidad, creando una adicción camuflada de cotidianidad. No es nada raro ver a niños de sólo seis años, enganchados a las pequeñas maquinitas de videos juegos, son como autómatas que si se les pregunta algo, sólo te contestan con monosílabos, siendo casi imposible que desvíen la mirada de ese diminuto artilugio. Esta actitud tiene sus consecuencias, y una de ellas es que puede dar lugar a un estallido de violencia, ya que no comunican sus estados de ánimo e inquietudes, se habitúan a estar incomunicados. Esa soledad hace que se alejen cada vez más del mundo que les rodea, los vuelve egoístas e insolidarios, y su desarrollo tanto emocional como afectivo queda bastante limitado
No debemos olvidar que el niño desde pequeño tiene la necesidad de comunicar, expresar sus inquietudes, sus alegrías, miedos…pero con estas nuevas dependencias, aprende a reprimir esta necesidad, por lo que no habla con quienes le rodean, y no es por timidez, como a veces decimos, sino porque no siente esa necesidad de comunicar.
Creo que pese a todo esto, no debemos ser extremista y negarnos al uso de los avances tecnológicos, ya que están presentes en nuestro día a día, convirtiéndose en algo indispensable para el estudio y trabajo. Ahora bien, hay que dosificar el tiempo que el niño dedica a ella, intentar por todos los medios de aumentar la comunicación y los juegos infantiles tradicionales, así haremos posible que desarrolle su imaginación y creatividad, aspectos importantísimos en esa etapa de la vida. Este pequeño esfuerzo por parte del adulto tendrá su recompensa, disfrutaremos al comprobar como comparte con nosotros esos momentos de recreo, y a la vez contribuiremos a que aprenda a comunicarse sin temor mientras avanza hacia una sana madurez.

Esperanza García Guerrero ©


Publicado en la revista Groenlandia

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