viernes, 14 de enero de 2011

30 DE AGOSTO

Hoy hace un año que salí de mi país, sólo quedan ocho meses para tener pagada la deuda del viaje, a partir de entonces tendré la libertad o por lo menos eso fue lo acordado cuando llegué aquí. Si decido irme, ellos dejarán de enviar dinero a mi familia, no sé lo que haré cuando llegue ese día…pero ¿para qué pensar? Aún quedan muchos meses, por ahora prefiero que mis padres continúen con la idea de que trabajo como niñera.
El sábado trasladaron a la chica polaca, han comentado que es una recompensa por su interés en aprender el idioma y agradar a los clientes, a partir de ahora trabajará en la capital, allí podrá salir a la calle y dejará de estar apartada en medio de la nada. Ella estaba muy contenta porque prometieron comprarle ropa de lujo y perfume caro, pero aún así continuará siendo una puta. No teníamos una gran amistad, aquí apenas te dejan hablar, pero antes de irse me regaló un libro de viajes, lo encontró una noche en uno de los cuartos, dijo que le había servido para imaginarse tomando el sol en esas playas doradas de las fotografías, y creyó que podría recordarme a mi país…ahora que lo pienso, ese ha sido el único instante agradable desde que pise esta tierra.
A partir de entonces, cada noche, cuando creo haber terminado de complacer, me acurruco en la cama e iluminada por una linterna que mi madre me compró por si alguna vez estaba a oscuras, inicio mi viaje a esos lugares, recorro el texto pronunciando con suavidad cada palabra ¡aunque no entienda su significado!…eso es lo que menos importa, me detengo durante largo tiempo en las imágenes de las playas, acaricio las páginas para sentir los grumos del papel, acercó el libro a la nariz y procuro quedarme dormida envuelta por ese olor cálido y seco que me recuerda a la niñez, el mismo olor de los cuentos que nos regalaban las monjas cuando visitaban el pueblo.
Pero casi siempre la sacudida de un manotazo me devuelve a la realidad, y algún borracho de última hora, llega goteando alcohol con el pelo grasiento pegado a la frente, y ese olor pegajoso mezcla de sudor y whisky que se agarra a la garganta, produciéndome un insoportable amargor. En ese momento yo que por fin he aprendido a no oponerme, extiendo mi cuerpo en el centro de la cama, y coloco el libro abierto cerca de la cabecera, entonces cuando su pegajosa piel comienza a frotarse contra la mía, giro el rostro, refugio la cara entre las páginas, aspiro con fuerza todo su aroma, y mientras intento impedir que mis lágrimas se mezclen con la tinta del papel, recuerdo con ironía la frase de mi padre: “ ríe porque eres una afortunada en abandonar esta cabaña”.

© Esperanza García Guerrero
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2 comentarios:

  1. Es evidente el dolor de las prostitutas que pertenecen a sindicatos del crimen, o mafias.
    Es una pena; es un delito que debe ser perseguido por la justicia nacional e internacional. Una salvajada que debe ser juzgada. Y más aún cuando se trata de mujeres menores de edad (como la acusación que tiene Berlusconi encima.Lamentable si la acusación es cierta).

    De todas formas, querida Esperanza, como hombre soltero con pocas dotes de cortejo y conquista he recurrido a servicios de prostitutas de barrio.
    Estas no pertenecen a mafias. Son libres más allá de pagarse la coca , el hachís, las copas o el transporte con todo pagado. Las mujeres con las que he estado son libres como el aire. y, sinceramente, las veces que he estado con ellas...me hacia falta porque un hombre necesita copular de vez en cuando. Te lo aseguro con toda la transparencia del mundo.

    ¿Por qué surge la pederastia?
    Una de las razones, sinceramente, es la falta de sexo. El "necesitado", sin escrúpulos ni ética ,el desequilibrado, busca víctimas débiles...
    Pero este es otro asunto diferente al que narras con dolor e intensidad. Diferente al que narras tan crudamente.

    Estoy en contra de la prostitución no deseada. Pero no en contra del concepto de prostitución libre.

    Un saludo y espero no ofenderte; porque ese no es mi objetivo. MI objetivo es ser sincero, trasparente y amigo.

    Saludos.

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  2. Perdona por contestar tan tarde, pero no he leido el comentario hasta ahora. Claro que no me ofendes, respeto la libertad del ser humano y desde esa libertad todos tenemos derecho a hacer uso de ella siempre y cuando no se coaccione a nadie.
    Como has leido mi relato narra una situación muy diferente a la prostitución que tu refieres, espero que algun día todas las personas que se dediquen a ella, lo hagan desde su libertad

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