martes, 15 de diciembre de 2009

Miguel Ángel Echauri- Pamplona (Navarra)
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LA CASA

El abandono dibujó la silueta,
la metralla señaló esa propiedad
expandió su olor
y marcó el límite.
La casa
cercada por el miedo
dejó de callar
mostró la cicatriz
y reclamó su rastro.
Entonces, nosotros
cansados de no mirar
metimos las manos
en sus ruinas,
y nuestros dedos tocaron
el brote de la hiedra,
y su savia se mezcló
con nuestra sangre,
y de los cimientos
nació de nuevo
la vida.

Publicado en "Versos para derribar muros"

Esperanza García Guerrero

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