viernes, 5 de junio de 2009

CUESTIÓN DE FE


Siguiendo las indicaciones exigidas, se colocó un traje de chaqueta oscuro, camisa blanca acompañada de corbata azul y como era habitual en estas ocasiones, su más apreciado talismán, los gemelos con el símbolo del dólar.
Ya en la calle, caminó los veinte pasos correspondientes hasta su Audi TT negro, cuando lo alcanzó, pasó la mano sobre la puerta para sentir el tacto de la carrocería; antes de arrancar, miró por el retrovisor si estaba bien camuflada su incipiente calvicie y cerrando los ojos, acarició la cola de liebre que guardaba en la guantera.
Al llegar al lugar indicado, un garito situado en un polígono industrial, cercano a la autovía N IV, le esperaba en la entrada ese tipo rapado que le presentó Juan, no le gustaba nada su cara de boxeador retirado, pero la propuesta que le hizo cuando lo llamó, fue muy interesante y aceptó. Al entrar en la sala, le desconcertó la potencia de las luces, el suelo enmoquetado de rojo, que le impedía oír los pasos, y sobre todo la música de Vivaldi. No hallaba ninguna señal que emitiera buenas vibraciones, pero alejó ese desconcierto, achacándolo a las rarezas de la gente de dinero. El tipo le presentó a los cuatro jugadores, y después de una partida al billar para relajar tensiones, se inició la timba. Comenzó perdiendo 600 euros, luego la pérdida ascendió a la cantidad de 3500 y tras cuatro horas… sólo consiguió recuperar 900

A la seis de la mañana, no pudo impedir que el Rolex desapareciera de su muñeca; mientras se desprendía de él, se censuró por no haber hecho caso a las señales, ellas nunca le fallaban. Demasiada luz, demasiado Vivaldi…no debería haber apostado.
Entonces el jugador más corpulento, rodeó su nuca con un brazo y le preguntó:
-¿Quieres recuperar lo perdido y triplicarlo?-
- Me gustaría, pero, no tengo efectivo- contestó, retirando la pesada mano de su cuello, no le gustaban esa clase de confianza.
-Para lo que te propongo, no hace falta dinero, sino… ¡Cojones!-Dijo golpeando fuertemente la mesa. A continuación hizo un gesto al tipo ese de la cara de boxeador retirado, que al instante apareció con un revolver en una mano y una bala en la otra.
-Si tienes huevos…¡Aquí tienes esto! ¿Ya conoces el juego, no? Con sólo apretar una vez el gatillo… ¡Bang!... Y listo.- murmuró pellizcándose el bigote.
En ese preciso instante la música cesó. Una paz interior lo inundó, tenía fe ciega en los signos del destino, así que en silencio, mirando fijamente el arma, la tomó entre sus manos con decisión. Abrió el cargador, introdujo la bala en uno de los orificios, lo hizo girar como una ruleta, apostó al número ganador, la colocó en la sien derecha y sin dar lugar a que el público disfrutase del espectáculo, apretó el gatillo. Luego la dejó sobre la mesa, recogió el reloj y mientras se ajustaba el nudo de la corbata dijo:
-Bueno… aclaremos las cuentas que hay que dormir-.
Al arrancar el auto, sintió como un sudor frío empapaba su espalda y, en ese momento fue consciente del mal sabor que deja el peligro, sobre todo si es de metal, pero su angustia se disipó cuando acarició la cola de liebre. Entonces arrancó el coche, apretando varias veces el acelerador, para escuchar el rugir de su motor. Activó el equipo de música, seleccionó el disco “Outlandos d’Amour” del grupo “The Police”, donde figuraba su tema favorito y sonrió al comprobar que una vez más, había conseguido mantener la fe en esas señales que se cruzaban en su camino.
Al día siguiente, en la sección de sucesos de los periódicos locales, mezclada entre las noticias de varios atracos, y una denuncia de agresión, se podía leer:
"El servicio de emergencia 112 y la Guardia Civil informan que en el día de ayer, a las 7:00 H el conductor de un Audi TT negro, identificado con las iniciales de “P.S.M.” falleció en accidente de tráfico, al no respetar una señal de stop. El ocupante del otro vehículo implicado en la colisión, ha resultado ileso".

2 comentarios:

  1. Que buen relato Esperanza lo he leído con avidez.
    Dos besos.
    Adelaida

    ResponderEliminar
  2. Esperanza me ha gustado mucho tu relato, tiene unos detalles muy buenos. Besos para ti, Inés

    ResponderEliminar